sábado, 16 de mayo de 2009

Anda

Los sábados por la mañana Marta se cabreaba. Lo hacía minuciosamente, con una técnica pulida y ordenada, repasando razones, caras y escozores laborales y familiares recientes. Los rumiaba mientras alisaba las sábanas, los dotaba de entidad poniendo la cafetera italiana al fuego y para cuando se metía en la ducha ya le ardían los ojos de rabia. Con el agua dejaba fluir listas de insultos y planes de venganza mientras se frotaba la piel con jabón hipoalergénico, de avena. Alcanzando la toalla con la que secaba su melena lacia veía algo amainada su energía y aumentadas sus causas irresueltas. El cabreo le solía durar entre las cejas hasta la hora de la siesta, a veces, inclusive.
Aquel sábado se quedó mirando fijamente la marca de salvaslips que usaba. De repente tuvo constancia de que lo que ella de verdad quería en la vida era ser mecánico, como su padre. "Anda: eso", se dijo.
Lo primero que hizo fue trasladar el cabreo del sábado al lunes a mediodía. Luego pidió cita para teñirse.

lunes, 11 de mayo de 2009

Aeropuertos

- ¿Desea ayuda?
- No gracias, solo miraba.

Una sonrisa tímida. Adoro a los viejecitos que manosean las sedas de la tienda. Casi siempre discretos, lentos, con pereza de esperar y bolsillos flacos. Sé que solo miraba, amable anciano, reconozco equívocos y también paseos y esperas resignadas en esta tienda impersonal . Sé que ni usted ni su esposa acompañante van a comprarme nunca una corbata de Hêrmes. Puedo adivinar que un familiar suyo no llega puntual, un nieto quizá, y se aburre frente a las pantallas que anuncian salidas y llegadas y mienten sobre los minutos de retraso, y ustedes aterrizan en mi tienda por ver si matan el tiempo. Esos viejecitos. Seres callados y arreglados de domingo, orgullosos de sus hijos, yernos, nietos que vuelan saltando continentes y regresan con maletas modernísimas. A veces hablan ellas, tímidas, le quedaría bien esta a Pablo, ¿se la compramos?, y ellos, a golpes discretos, señalan con sus bastones, que no, fíjate mujer, si vale 200 euros. Si ella insiste, se atreven a murmurar, casi al oído, es que además es bien fea, ¿eh?, y la mujer pone cara de bueno, pues nada, un leve fastidio en su mirada, y la dejan a un lado, caminando con pasos cortos que quieren ser más rápidos, más seguros, más pudientes.

viernes, 8 de mayo de 2009

Por ninguna razón

Situada contra la puerta contraria, somnolienta, esperó a que se abrieran las puertas en la estación para recalcular su posición y hacerse a un lado, acoplándose a la nueva masa de viajeros. El chico ciego entró en el vagón tanteando suelo y esquinas con su bastón alargado. Su presencia hacía a los pasajeros apartarse, mezcla de respeto, pena y valores sociales bien adquiridos. Hábil, se dirigió a una esquina menos poblada, donde procuró un apoyo y un espacio. Ella lo había seguido con la mirada desde el principio, observándole con la impunidad de quien se sabe no correspondido. El chico ciego, delgado, pelo rizado, de aspecto tímido como todos los ciegos, correctamente vestido como todos los ciegos, plegó su bastón, lo mantuvo en su mano y levantó sus ojos hacia la fascinación de ella.  Ella no pudo sostenerle aquella ausencia de mirada, en la que quiso observar un deje reflexivo, tal vez intelectual, tal vez solo infeliz. Pero sintió el impulso de rozarlo, de transmitirle su cercanía, por ninguna razón.

miércoles, 6 de mayo de 2009

El mundo cambia (y los libros de texto también)

Esta entrada va de obviedades, o menos. Los integrantes de mi generación, digamos con cierta generosidad terminológica, aquellos habitantes que rondan los cuarenta tacos, tenemos configurado el mundo de acuerdo a los cánones que nos hicieron aprender desde Anaya, Edelvives y SM los enseñantes de turno con más o menos entusiasmo. Listas de capitales africanas, árboles de análisis sintáctico, clasificación de los invertebrados por familias forman parte de nuestro universo conocedor y de vez en cuando nos defienden con dignidad en las partidas de trivial pursuit. O al menos lo hacían hasta ahora.

La obviedad que voy a escribir sin ningún pudor es esta: el mundo ha cambiado. Ha habido guerras. Hay más países (¿que nunca?) en Europa y a mí me fascina que mi hijo de 11 años me recite, nombre de nuevo país y su capital, todos los que antes componían Yugoslavia mientras esperamos que nos atiendan en la consulta del pediatra. -Dímelos otra vez, Guille: como una madre tonta (que es el papel intrínseco a toda madre) me inflo como un pavo cuando otros padres de mi quinta esperantes en la consulta como yo se sorprenden al escucharle, Bosnia-Herzegovina, Sarajevo; Serbia y Montenegro, Belgrado; Croacia, Zagreb; Eslovenia, Ljubliana; Macedonia, Skopje. Luego pasa a los desmembrados de la antaño tan fácil de recordar URSS, Bielorrusia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajstán, voy a parar que no quiero marear. Calculo que nuestros hijos han de memorizar un 20% más de países y capitales que nosotros, al menos en Europa.

Para información de aquellos que aún no tomáis la lección a vuestros hijos, os tengo que anunciar que hay más cambios y seguro que no los veréis tan obvios. Decidme, ¿cuántos son los sabores básicos que se dice distingue nuestro paladar? ¿cuatro? Pues preguntad a vuestros retoños a partir de tercero de primaria: a los tradicionales dulce, salado, ácido y amargo añaden ahora los libros de texto de Santillana, como si tal cosa, un quinto sabor de nombre japonés: el umami. Ningún chaval de menos de diez años te diría hoy que los sabores básicos son cuatro, sino cinco, con fascinante convencimiento. Y os sigo examinando: ¿podéis recitarme la lista de preposiciones españolas? ¿termina en tras? Lo siento pero os comunico que ya no. Dos respetables adverbios, de origen verbal además, han sido incoporados con alevosía a los aantebajoconcontradedesdeenentre y hermanos. Se trata de durante y mediante, aunque de momento que yo sepa aparecen así, al final, como relegados de su propia la clase. Se citan al final de la lista con licencia, o más bien Santillana ha tenido piedad de los profesores que han de enseñarlos, a los que me juego lo que sea sería imposible introducirlos alfabéticamente. Y es que son muchos años ya... con lo que nos costó sacar a cabe y a so , tan desusados que si los recitas se puede determinar que estudiaste primaria con Franco vivo. A mí esta alteración de una lista tan grabada a fuego en el lóbulo frontal, sin que se haya hecho referéndum ciudadano previo, me ha dolido especialmente.

Estos cambios imprevistos, que no han sido correctamente promulgados como manda nuestra santa contitución, y no otros, son los que luego van a causar la verdadera brecha intergeneracional.

lunes, 4 de mayo de 2009

Los derechos fundamentales

Lo asumo, se trata de una idiota reflexión de plañidera impenitente. En este país, los únicos que tienen garantizado el trabajo remunerado como derecho fundamental, protegido en la sección más importante de nuestra constitución, son los presos. Para el resto de los españoles se encuentra en una sección mucho menos garantizable y protegida: la que une los derechos con los deberes. Un preso puede exigir un trabajo remunerado mientras está privado de libertad. Cualquier otro español se lo tiene que currar, es su deber.

viernes, 1 de mayo de 2009

Trances

Muchos de los que me leéis y algunos otros que habéis caído aquí por error sabéis a estas alturas dos cosas sobre mí:

a) Independientemente de si lo hago bien o peor, me gusta escribir.
b) Me quedé en el paro a principios de año y trato de encontrar aquella imposible estabilidad laboral desde entonces.

Resulta que ha surgido una indefinible posibilidad de aunar ambas cosas, esto es: trabajar escribiendo. Coordinando un equipo de guionistas en una productora documental. No es una buena noticia al cien por cien, pues se trata de un proyecto. Todo el mundo sabe cómo se pagan los proyectos que aún no son carne de realidad: no se pagan de momento. El trabajo creativo, contrariamente al trabajo serio, consiste en creer en la idea, dar el alma desarrollándola, plasmarla en algo vendible y luego esperar a que haya suerte y buenos contactos. La literatura es si cabe aún más desagradecida: uno escribe, se entusiasma y crea, más tarde enseña, tal vez opta y obtiene premios, excepcionalmente puede publicar, por último guarda en un cajón los esfuerzos y sus resultados, poco o nada distribuidos. Todo este trance requiere fe y emoción a raudales, no se cuenta con el desánimo, a uno se le supone el valor, como a la soldadesca.

A mí se me plantea el lógico (por favor, decidme que es muy lógico) problema, casi moral, de tener que decidir entre prepararme para lograr un trabajo remunerado y permanente (léase opositar) y la romántica idea de intentar forjar un buen guión capaz de contribuir a que el proyecto sea financiado - para así obtener durante el tiempo de desarrollo del proyecto una remuneración más o menos jugosa aunque desgraciadamente tan necesaria como finita.

Como también sabéis algunos que sí me conocéis y otros que al menos me intuís, en mi esencia llevo un tanto por ciento ineludible de locura e insensatez que me ha hecho decidirme, familia que cuidar aparte, por AMBAS cosas. Lo he hecho convencida de que las oportunidades no se deben despreciar y menos convencida en todo caso de mantener la energía suficiente para ambas empresas (y sus víctimas colaterales). Yo, que a estas alturas conozco bien mis engranajes y mecanismos, que me llevo a las revisiones oportunas y me engraso cuando tocan temporadas de óxido ambiental, sé que es probable, voy a flaquear. Lo que también sé con total garantía es que si no lo intentara, me arrepentiría siempre.
De modo que deseadme suerte y enviadme algo de energía cinética, estática, extática, chamánica, la que tengáis, pues necesito mucha: entro en TRANCE.